Echar de menos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

      ¡Buenos días! Quiero llenar este lunes de color, emoción y sonrisas. Hoy se cumple un mes de la partida de Irene a Arkansas con su familia americana. En este tiempo ha demostrado su gran madurez y valía como persona. Se ha adaptado, ha conseguido enviarnos mil fotos con su preciosa sonrisa y nos ha contado varias anécdotas increíbles para hacernos partícipes de cómo la vida en otro continente se llena de excitantes experiencias.
      Cada mañana al levantarme miro la puerta cerrada de su habitación. Hay días en los que la abro para despertarla y enseguida recuerdo que está lejos. La echo en falta, la casa no es lo mismo sin ella, pero se la ve tan feliz que me alegro de haberle dado la oportunidad de interactuar en otro lugar, de llenarse con esta aventura sin igual.


     La semana que viene cumplirá dieciséis años alejada de la familia. Quizás ese sea el momento más duro para todos porque estará muy lejos para achucharla. Y los dieciséis es una cifra importante. ¡Estaremos con ella de corazón!
     Esta noche no he logrado conciliar el sueño porque mi cabeza le daba vueltas a los comentarios de una de mis beta de MVST. A veces cambiar un poco de género y escribir tan rápido me hace obviar los silencios necesarios para dotar a la trama de agilidad o de llenar espacios con acciones más suaves para llegar a los corazones de los lectores.


     Mi cabeza es como un ordenador sin botón de apagado. Se ha pasado la noche analizando cada trozo, haciéndose un croquis de la trama para buscar dónde añadir historia y qué tipo de escenas deben ocupar esos espacios.
     A veces me gustaría contar con el Off porque dar tantas vueltas en la cama no vale la pena. Nadie espera esta novela, solo mi cabeza quiere acabarla, y quizás puede esperar a la luz del día. Pero qué se le va a hacer, soy así y no puedo desenchufarme cuando me apetece.
     Por otro lado también avanzo en otra historia, dándole vueltas a la trama porque es de aquellas difíciles. Hay tres voces en vez de dos y un par de escollos complicados. Pero a veces hay que escuchar la voz del corazón para saber hacia dónde se encamina una historia.


     Uno de los hándicaps de escribir romántica es que la historia se termina cuando la convivencia y los problemas están por llegar. Al empezar esta segunda parte de la serie me planteé varias incógnitas: ¿cambia la gente por amor? ¿O acaba regresando al mismo lugar? ¿Está todo arreglado con un te amo? ¿O al cabo de un tiempo las cosas volverán al mismo lugar? Decidí explorar esas incógnitas para darle una vuelta de tuerca a una de las relaciones porque se merecía eso, averiguar cómo termina de verdad.

     ¡Feliz día! J

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